La Asociación Española Contra el Cáncer afirma que el cáncer de esófago es uno de los diez cánceres más comunes en el mundo, pero las tasas varían mucho de un lugar a otro. En Asia, África Central y Sudáfrica se registran anualmente más de 100 casos por cada 100.000 personas. En Europa, las tasas más altas se dan en Rusia, Francia, Reino Unido e Irlanda.
En España, la incidencia es media en comparación con el resto de Europa. Se producen unos 2.249 casos anuales, lo que supone el 0,80% del total. Es más frecuente en hombres que en mujeres, con una proporción de aproximadamente 3 a 1.
El cáncer de esófago suele aparecer entre los 55 y 70 años. Es poco frecuente en personas menores de 40 años.
El cáncer de esófago suele provocar dificultad y dolor al tragar. Esto es especialmente cierto al comer carne cruda, pan o verduras. Si el tumor crece, también puede provocar dolor al tragar líquidos. Otros síntomas incluyen presión o ardor en el pecho, vómitos, atragantamiento frecuente, pérdida de peso inexplicable, ronquera, tos o dolor detrás del esternón o la garganta.
Otro signo común de cáncer de esófago es la indigestión o acidez de estómago. Cancer Research UK tiene una lista de 23 síntomas comunes que podrían sugerir que alguien tiene cáncer. Este es uno de ellos, según informa el periódico británico Mirror.
Es fundamental recordar que si sufres acidez de estómago con frecuencia, puede provocar una afección llamada esófago de Barrett. Se trata de una afección prevenible, en la que el cuerpo reemplaza el revestimiento del esófago con tejido del intestino delgado. Si controlas la acidez de estómago, puedes reducir el riesgo de desarrollar esófago de Barrett.
El esófago de Barrett no es perjudicial, pero aumenta el riesgo de cáncer de esófago. Consulta a tu médico si tienes reflujo ácido o acidez de estómago con frecuencia. Es poco probable que se trate de cáncer, pero los cambios inusuales ayudan a detectarlo de forma temprana.
23 signos comunes de cáncer: Pérdida de peso inexplicable
Un lunar nuevo o un cambio en un lunar
Cambios en la piel o una llaga que no sana
Voz ronca, tos que no desaparece o dificultad para tragar
Dificultad para respirar
Acidez estomacal persistente o indigestión
Un cambio en el tamaño o la sensación de los senos
Hinchazón persistente
Pérdida de apetito
Un cambio en los hábitos intestinales, como estreñimiento, heces más blandas o deposiciones más frecuentes.
Sangre en las heces.
Sangrado vaginal inesperado, incluso después de las relaciones sexuales, entre períodos o después de la menopausia.