¿La recuerdas? Respira hondo antes de mirarla ahora

La actriz y activista Liz Carr enfrentó importantes desafíos desde muy joven, pero su enfermedad y las experiencias posteriores la ayudaron a encontrar su verdadera vocación.

Liz nació en abril de 1972 en Bebington, Merseyside. Le diagnosticaron artrogriposis a los siete años y a los 14 ya usaba silla de ruedas. Tras dejar la escuela, estudió Derecho en la Universidad de Nottingham, donde se involucró seriamente en la política, los derechos de las personas con discapacidad y el activismo. Posteriormente, Carr fue voluntaria en un centro jurídico y luchó por la igualdad de derechos para las personas con discapacidad, tanto en el Reino Unido como en el extranjero.

En el año 2000, cofundó el colectivo de comedia Nasty Girls. Tres años más tarde, estudió interpretación en la Graeae Theatre Company y en la London Metropolitan University, tras lo cual actuó en las obras Madre Coraje, Los Monólogos de la Vagina, La Excepción y la Regla, y otras producciones. En 2005, se unió al grupo Abnormally Funny People, en 2006 fue finalista del concurso Funny Women y en 2007 obtuvo el segundo lugar en el concurso de nuevos actores del Teatro Hackney Empire. En una entrevista, la actriz admitió que uno de los puntos de inflexión en su vida fue su familiarización con el concepto del “modelo social de discapacidad”. Antes de eso, Liz creía que su falta de independencia limitaba sus posibilidades de una vida digna. Sin embargo, conocer a una mujer llamada Sue cambió su perspectiva: resultó que el problema no estaba en ella, sino en las barreras de la sociedad. Fue entonces cuando comenzó su activismo.

Carr admite que muchas etapas de la vida de las personas con discapacidad vienen después: el trabajo, las relaciones y la intimidad. Tuvo su primera relación seria a finales de sus veintes. Más tarde, Liz encontró el amor con Joe y celebraron una boda alegre al estilo del Día de los Muertos, con mariachis, tequila y un ambiente festivo. Recuerda que en su juventud ni siquiera creía que podría casarse. En su mente, la única persona que podría estar a su lado era un médico que la cuidara. Pero con el tiempo, la actriz se dio cuenta de que una visión médica de la discapacidad y las bajas expectativas de la sociedad impusieron estos pensamientos. Hoy, Liz Carr no solo es una actriz y comediante de éxito, sino también una voz fuerte en la lucha por los derechos de las personas con discapacidad. Admite que quizás no sepa vivir sin luchar, pero esto es lo que la ayuda a refutar los estereotipos una y otra vez.