A muchas mujeres les encanta sentarse con una pierna cruzada sobre la otra. Esta postura te permite lucir tus zapatos de vestir, tobillos delgados y muslos tonificados de forma relajada. Además, tus piernas están más juntas, lo cual es útil cuando usas falda.
Sin embargo, los médicos, los expertos en etiqueta y los seguidores religiosos a menudo tienen reservas sobre este querido hábito femenino. Por ejemplo, se recomienda a las mujeres embarazadas que eviten sentarse así para evitar que la sangre se acumule en las piernas, lo que podría elevar la presión arterial y ser peligroso para el bebé.
Incluso si no estás embarazada, los cambios de presión pueden ser perjudiciales para la salud. Cruzar las piernas con frecuencia también puede provocar problemas de postura con el tiempo debido a la fijación de una curvatura espinal incorrecta.
No se trata sólo de conveniencia. El lenguaje corporal está influenciado por nuestro deseo natural de parecer presentables y atractivos para el sexo opuesto. Por eso, por ejemplo, las sacerdotisas del amor eligieron esta postura.