En Colombia, un joven demostró una agilidad y tácticas evasivas notables para evitar ser capturado por asaltantes armados. Se hizo pasar por un indigente y logró evadir la captura y la posible muerte. El joven, cuyo nombre se mantiene en reserva por razones de seguridad personal, se topó con un grupo de delincuentes en su viaje de regreso por la noche. En respuesta a la amenaza inminente, tomó la decisión intuitiva de asumir la identidad de un indigente, con la expectativa de que los perpetradores lo ignoraran como un individuo sin valor.
La escena tuvo lugar en una calle desierta, donde el muchacho rápidamente se ensució, se untó la cara con tierra y comenzó a actuar de una manera consistente con la de un indigente. Sus notables instintos de supervivencia y su rápida reacción resultaron ser los factores determinantes de su supervivencia. Al mismo tiempo, los perpetradores, bajo la impresión de que era un auténtico indigente, lo pasaron por alto sin más consideraciones. El incidente atrajo una considerable atención en Colombia, subrayando la gravedad de la delincuencia callejera y la capacidad de ingenio y de resolución de los problemas de los ciudadanos comunes. Las autoridades locales han expresado su preocupación por el aumento de los índices de delincuencia y han prometido aplicar medidas de seguridad más rigurosas en las calles.
Las acciones del joven fueron percibidas como heroicas e inspiraron a muchas personas. Este incidente demostró que se puede encontrar una solución incluso en las circunstancias más extremas si se mantiene la compostura y se emplea el sentido común. Este caso ilustra que la cautela y el ingenio pueden desempeñar un papel fundamental en la preservación de la vida, una lección que todos los habitantes del país deberían tener presente.