Durante mucho tiempo, un hombre se preguntó qué hacía su esposa durante el día. Cambió de opinión sobre ella después de quedarse en casa para cuidarla durante unos días.
Su esposa estaba desempleada y a menudo se quejaba de dolores de cabeza y parecía cansada. El hombre comenzó a preguntarse por qué ella siempre estaba agotada. Pensó que su esposa pasaba los días descansando, ya que la casa siempre estaba limpia y las comidas estaban listas cuando él llegaba.
Después de una semana en casa, el hombre estaba asombrado. Su esposa estaba ocupada con las tareas domésticas todo el día. Limpiaba, lavaba la ropa, cocinaba, planchaba y hacía muchas otras tareas desde temprano en la mañana hasta tarde en la noche.
El hombre pensaba que mantener la casa ordenada y cocinar era rápido y fácil. Pensaba que el almuerzo y la cena tomaban una hora, pero esto necesitaba ser corregido.
Ir de compras también era agotador. Se dio cuenta de lo pesadas que eran las bolsas del supermercado.
Esto cambió su actitud hacia las tareas domésticas. Valora el esfuerzo de su esposa y ayuda con las tareas domésticas, incluidas las compras, la cocina y la limpieza, para facilitarle la vida a su esposa. El hombre aprendió la importancia de compartir responsabilidades en el hogar y que las tareas domésticas son más exigentes de lo que pensaba.