El siguiente experimento se llevó a cabo para intentar determinar los efectos del ajo en el cuerpo humano. El experimentador consumió ajo en diversas formas, incluyendo manteca, aceite, agua y un diente de ajo diario. La duración del experimento fue de 30 días. Se observaron los siguientes efectos: El impacto en la incidencia de infecciones de las vías respiratorias superiores: el sujeto informó una reducción significativa en la prevalencia de resfriados, sin incidencias durante el invierno. Este hallazgo fue inesperado, dado el historial del sujeto de resfriados frecuentes y síntomas asociados. El impacto en la fuerza física: el sujeto informó un aumento de los niveles de energía, aunque los mecanismos específicos detrás de este efecto no estaban claros. Esto puede atribuirse a las sustancias beneficiosas del ajo que contrarrestan los efectos de los radicales libres en el sistema inmunológico. Además de mejorar la salud general, se ha demostrado que el ajo prolonga la vida, aunque esta afirmación sigue sin estar respaldada por la investigación científica. También se ha observado que el ajo favorece una mejor salud de la piel al mejorar la síntesis de colágeno en el cuerpo, combatir la microflora dañina en la superficie de la piel y reducir la producción de sebo, probablemente a través de su efecto sobre la síntesis de colágeno.
El ajo también es rico en selenio y silicio, que benefician a la piel. La experiencia fue específica en cuanto al olor persistente, pero se trata de una consideración menor. En general, el autor expresa una opinión favorable del producto. Cabe señalar que hay personas para las que el ajo está contraindicado, es decir, aquellas con problemas digestivos. El autor recomienda consultar a un nutricionista antes de repetir la experiencia. Es importante señalar que la experiencia olfativa de cada individuo es única.