El veterinario notó que los animales se comportaban de forma extraña. Dijo: «Esto no está bien; tenemos que escapar»

El comportamiento de los animales era extraño, evidente para todos en el viaje. Por suerte, había un veterinario que comprendió lo que estaba sucediendo.

Marcos advirtió a los demás: «¿Me escuchan? ¡Les digo! ¡Tenemos que salir de aquí de inmediato!». Mark lo intentó de nuevo, pero a nadie le interesó.

Mark volvió a mirar a las ovejas, preguntándose si se había equivocado, pero ahora estaba seguro… Estaban extremadamente inquietas y caminaban en círculos.

Si te quedas allí, podrías morir. «¡Olvídate del viaje!». ¡Por fin, esta advertencia funcionó!

Se desató el caos y todos empezaron a hablar a la vez, muy preocupados.

Después de unos minutos, se dio cuenta de que la mayoría del grupo aún quería seguirlo.

Marcos sabía que ser un líder era más que solo conocer el camino; también tenía que estar ahí para quienes no estaban seguros de la ruta. Mientras continuaban su cauteloso viaje, Mark recordó cosas del pasado. Recordó una vieja cabaña que había encontrado en uno de sus viajes.

Cuando el grupo abrió la animada puerta, fueron recibidos por un cálido abrazo.

En pocos instantes, una suave llama se encendió en la chimenea. El calor se extendió, atrayendo a todos. Había ropa húmeda extendida cerca. El calor del fuego se filtró lentamente en ella.

Después de unos instantes, un suave crujido llenó la habitación. El grupo esperó nervioso mientras Mark ajustaba los selectores para obtener una señal clara. Entonces, de repente, se escuchó una voz. La radio funcionaba y enviaba mensajes desde una estación que aún no había sido identificada.

La radio reproducía mensajes de diversas zonas, hablando de comportamientos inusuales de animales y otras situaciones preocupantes. No dieron ninguna razón específica, pero sí indicaron que era fundamental ser cautelosos y estar alerta.

A medida que el programa continuaba, se hizo evidente que el grupo no era el único que se enfrentaba a estos complejos desafíos.

Marcos comprendió la gravedad de la situación. Sugirió un plan audaz: dividió al grupo. Un equipo iría al pie de la montaña para avisar a la gente del campamento, mientras que el otro iría al pueblo.

Al salir del bosque, vieron las primeras señales de gente. Los habitantes de los pueblos cercanos seguían con sus rutinas nocturnas, ajenos al peligro que se avecinaba. El equipo de Mark sentía urgencia, pero quienes los acompañaban reían y charlaban.