Al oír el silbido, el corazón de Stacy se aceleró. ¿Podría haber sido ella? Pero estaba segura al darse la vuelta. El hombre desconocido seguía mirándola con una gran sonrisa. Pero Stacy cambió rápidamente de expresión… “¿Sabes quién soy?”
Era un día tranquilo en la transitada calle hasta que se supo la impactante noticia. La noticia se extendió rápidamente y la gente que pasaba mostró gran interés.
En tan solo unos segundos, mucha gente había tomado fotos del impactante suceso con sus teléfonos.
Eric intentó no mirar a Stacy, fingiendo que no le importaba lo que estaba sucediendo. Pero Stacy estaba decidida a no dejarlo ir sin luchar.
Estaba decidida a alcanzarlo y repetía su pregunta, cada vez más fuerte.
Stacy se acercó a él, queriendo saber qué estaba pasando y llegar al fondo del problema.
“¿Sabes quién soy?” “…” Stacy gritó la pregunta tan fuerte como pudo cuando estaba casi frente a él.
Eric se sorprendió al darse cuenta de con quién estaba tratando. No era una mujer común y corriente; era algo más.
Eric sabía con qué estaba tratando.
Lo que hizo fue verdaderamente reprensible.
Cada palabra restaba importancia a sus logros, se burlaba de su inteligencia y era muy cruel con él.
Al principio, el comportamiento grosero del hombre lo hacía parecer menos crítico. Sin embargo, a medida que más y más personas del público comenzaban a apoyarlo, su importancia disminuía cada vez más.
Habló con calma, hablando de su trayectoria, los desafíos que había superado y las vidas que había tocado con su trabajo. Sus palabras estaban llenas de experiencia y sabiduría, y conmovieron profundamente a quienes las escucharon.
Se pidió a hombres de traje que se acercaran.
Hombres de traje comenzaron a surgir de diferentes direcciones, todos con el mismo objetivo: acercarse a él y a Stacy. Sabía que había cometido un error al silbarle a esa mujer, pero iba a aceptar las consecuencias.
Rápidamente miró a su alrededor y vio un callejón por donde no pasaba ninguno de los hombres de traje. ¡Esta era su oportunidad!
Empezó a huir de Stacy y se escondió en un pequeño callejón. Mientras huía, oyó a la mujer gritar algo que no entendía detrás de él.
El callejón tenía varios caminos por explorar, y no tardó mucho en que Eric estuviera seguro de haber escapado de los hombres de traje que lo perseguían.
Sabía que, aunque había logrado escapar por ahora, seguía en peligro. Estaba decidido a no dejar que se saliera con la suya.
Cuando vio su foto en la televisión, no pensó que actuaría tan rápido.
¿Cómo lo había hecho esta mujer?
Cuando Eric llegó a casa, vio que su teléfono estaba explotando.
Sus amigos y familiares habían visto el cartel de “Se busca” en la televisión y tenían curiosidad por saber de qué lo acusaban. Si su familia descubriera que siempre les silba a las mujeres en la calle, lo verían de otra manera.
Sentía la necesidad de hablar en privado con Stacy para averiguar qué estaba pasando.
Sabía dónde trabajaba Stacy, y esa información era de dominio público en toda la ciudad.
Por suerte para Eric, el asistente con el que habló no solo lo compró, sino que también organizó una reunión entre él y Stacy.
Eric se ajustó la mascarilla con naturalidad para que combinara con los demás mientras entraban al edificio.
No levantó la vista hasta que Eric se sentó frente a ella, y sus ojos se abrieron de par en par casi al instante.
Eric ya se había quitado la mascarilla, decidiendo que ya no necesitaba ocultar quién era.
Todos en la ciudad conocían a Stacy como una de las empresarias más inteligentes y despiadadas.
Sabía que había cometido un error. No fue porque le hubiera silbado, sino porque él mismo había decidido hacerlo. Parecía arrepentido y quería enmendar las cosas. Stacy, sorprendida por su repentina petición, se detuvo a pensar si hablaba en serio.
Después de esto, decidió cambiar su comportamiento. Quería empezar a apreciar a las personas en su conjunto, sin juzgarlas superficialmente. Quería ser más inclusiva y comprensiva.
Al final, decidieron que si Eric pasaba unos meses como voluntario en un refugio para mujeres, Stacy detendría su campaña en su contra.
Gracias a su promesa de mejorar, lo perdonaron.
Hizo un esfuerzo concertado por ser mejor persona y pidió perdón. También quería que quienes lo rodeaban volvieran a confiar en él y a aceptarlo.