Cuando el pastor alemán Rex se negó a levantarse de la cama durante varios días, Mark y Lisa inicialmente asumieron que era una condición temporal. Pero al ver que nada cambiaba, llevaron a su mascota al veterinario.
En cuanto la veterinaria comenzó su examen, su rostro se ensombreció de preocupación. Con voz mesurada y seria, preguntó:
—¿Cómo pudo pasar esto?
La Dra. Andrews entró con seguridad en la sala de espera, sosteniendo una carpeta con notas. Su tono era tranquilo pero autoritario; sabía cómo imponer respeto sin ser dura. Asintió con la cabeza a Mark y Lisa, y se sentaron. No era una conversación fácil, pero era necesario saber la verdad.
Se quedó pensativa por unos segundos y luego dijo:
—Necesito mostrarte algo. Vamos.
Sus pasos resonaron suavemente por el pasillo mientras se acercaban a Rex. Él yacía inmóvil, gimiendo suavemente.