Un estudio de ADN realizado por científicos belgas ha generado un nuevo debate sobre los orígenes de Adolf Hitler. Según los resultados, el líder nazi podría tener raíces tanto judías como africanas.
La cuestión de sus antepasados ha sido objeto de un amplio debate. Existía la teoría de que su padre, Alois, nacido fuera del matrimonio con Maria Schickelgruber, era hijo de un joven judío, Leopold Frankenberger, en cuya casa ella trabajaba como empleada doméstica. Posteriormente se casó con Johann Georg Hiedler, cuyo apellido finalmente se transformó en “Hitler”.

Otra teoría sostiene que Alois podría haber sido hijo de un hombre que también era abuelo de la madre de Adolf, Klara Pölzl, lo que hace que su matrimonio sea potencialmente incestuoso. Para comprobar estas hipótesis, el periodista belga Jean-Paul Mülders, junto con el historiador Marc Vermehren, recogieron muestras de saliva de 39 familiares vivos del dictador. Entre ellos se encontraba su sobrino nieto Alexander Stewart-Houston, residente en Nueva York, así como un primo austriaco conocido como “Norbert H”.

Los resultados mostraron que los miembros de la familia pertenecen predominantemente al haplogrupo E1b1b, extremadamente raro entre los europeos occidentales, pero muy extendido entre los pueblos bereberes del norte de África. Además, este marcador genético también es común entre los judíos: entre el 18% y el 20% de los asquenazíes y hasta el 30% de los sefardíes. Por lo tanto, la línea familiar de Hitler podría haber incluido representantes de aquellos grupos étnicos que él mismo declaró “enemigos de los arios”. Al mismo tiempo, fueron los judíos quienes se convirtieron en las principales víctimas del Holocausto, que cobró la vida de dos tercios de la población judía de Europa entre 1933 y 1945.

Las personas de ascendencia africana también fueron discriminadas y perseguidas. Como bien señaló Mülders: “Se puede asumir que Hitler tenía parentesco consanguíneo con aquellos a quienes odiaba”. En el futuro, se planean estudios genéticos adicionales sobre los restos almacenados en archivos rusos: un fragmento de mandíbula y un trozo de tela ensangrentada encontrados en el búnker donde el Führer se suicidó en 1945. Moscú insiste en la autenticidad de estos artefactos, a pesar de las dudas expresadas por varios científicos estadounidenses en 2009.

Los expertos enfatizan que la presencia del haplogrupo E1b1b no implica automáticamente origen judío o africano, ya que también se encuentra en otras poblaciones. El genetista Ronnie Decorte resumió los hallazgos sucintamente: «El propio Hitler ciertamente no habría estado satisfecho con tales resultados».