Una mañana cualquiera en la granja de la familia Johnson se convirtió inesperadamente en un verdadero desastre: un cráter gigante apareció repentinamente en medio del campo. Temiendo las posibles consecuencias, la pareja llamó inmediatamente a la policía. Cuando los agentes llegaron al lugar, esperaban ver solo tierra y piedras. Sin embargo, en el fondo, encontraron algo tan extraño y alarmante que trascendió el alcance de un derrumbe natural común.
Mientras la policía investigaba el misterioso agujero, la pareja se encontraba en casa en una tensa espera. En cuanto el agente regresó, Erica lo bombardeó con preguntas:
— Agente, ¿encontró algo?
— En respuesta, el agente dijo con tono serio:
— Sr. y Sra. Johnson, acompáñennos.
La policía los escoltó hasta el coche y los llevó a comisaría, donde la pareja fue interrogada por separado. A pesar de la total falta de pruebas, se les sospechó de su implicación en la aparición del cráter. Tan solo unas horas después, tras convencerse de su inocencia, los investigadores liberaron a la pareja, advirtiéndoles que permanecerían bajo vigilancia hasta encontrar al verdadero culpable.